Te amo pero te odio…

Te amo pero te odio…
17 noviembre, 2014 Sheila Curiel

Hace tiempo que tengo abandonadas las páginas de este blog. No siempre las musas están de nuestra parte o no siempre tenemos cosas interesantes que contar. Han pasado bastantes acontecimientos desde la última vez que nos vimos, pero la mayoría de ellos no merece la pena ser contados. Aquí sigo, en la capital del mundo, aún adaptándome y haciéndome a la idea de que realmente estoy aquí. Creciendo como persona como nunca antes lo había hecho. Estar lejos de mi gente en ocasiones se hace difícil, pero también se que cada vez tengo más gente con la que puedo contar aquí. Días buenos y alguno malo también, pero con el ánimo bien arriba y la fuerza necesaria para seguir adelante. Lo que tengo claro es que aún me queda mucho por hacer aquí.

Pasan cosas diferentes todos los días, de pronto te sale la que parece la mejor oportunidad que has tenido en todo este tiempo y al segundo se vuelve la peor de todas. Pero pasas página y sigues adelante. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Me siento muy fuerte ahora mismo. A veces solo consiste en tirar los dados y que el número que salga coincida con el número de casillas que necesitas para llegar al final del tablero. La mayoría de las veces necesitas más de un lanzamiento para llegar a la meta. Sigo lanzando. No tengo prisa para terminar la partida.

En Nueva York, no puedes hacer planes o decir “hoy me quedo en casa a descansar”. La palabra descansar en esta ciudad no forma parte del vocabulario. Hay tantas cosas que hacer, que quedarte en casa es prácticamente impensable. Sacarte las castañas del fuego, paseo por Central Park o ir a caminar por las calles de Soho. Tomar algo con amigos o conocer al amigo del primo de aquella chica que te presentó aquel alguien. Nueva York no para, y si quieres aguantar, tienes que seguirle el ritmo. Tirar la toalla no es una opción aunque a veces sea lo que más te apetece.

Cuando ya llevas un tiempo en esta ciudad sucede algo. Algo que creo que muchos de los que lees este blog entenderéis. Resulta que cuando ya te denominas como “newyorkino” hay bastantes cosas que se vuelven comunes en la gente. Lugares que amas cada día más y lugares que comienzan a ser una pesadilla en tu día a día.

Al llegar a esta ciudad uno de los primeros sitios que quieres visitar es Time Square… Lo nombro y se me pone la piel de gallina. Todas esas luces y publicidades enormes que lo invaden. Te puedes pasar horas allí parado mirando las pantallas y sin poder cerrar la boca de lo sorprendido que te encuentras. Solo quien lo ha visto sabe exactamente a que me refiero. Como cada rincón de Nueva York, Times Square está lleno de secretos. Un dato curioso es que el anuncio de Coca Cola, que fue instalado por primera vez en 1907, es el más barato de todos los que hay debido a un antiguo contrato, con un coste anual de 1 millón de dólares. Pasan los meses, cada vez pasas menos por la zona y de repente, sin darte cuenta, se vuelve el peor lugar de la ciudad para ti. “Está lleno de turistas” es la frase estrella que lo define entre la gente que vivimos aquí. Curioso, ya que no hace tanto, nosotros formábamos parte de esa frase también. Más de 400 mil peatones pasan por allí cada día. ¡Es una locura! Sin duda es un lugar maravilloso y lleno de vida, y te encanta y sigues pensando que es uno de los mejores lugares del mundo, pero a su vez lo odias. Lo odias mucho. No puedes caminar sin chocarte con alguien cada dos pasos, y la gente que allí sueles encontrar no lleva el ritmo de la ciudad. Sin duda, cuando vives aquí intentas evitar pasar por allí a toda costa.

Por otro lado, todo el mundo tiene un lugar o punto de escape a esa locura… Algunos escapan a parques buscando el silencio, mientras que otros se esconden en rincones de la ciudad.

Yo por supuesto tengo mi lugar favorito.

Pero esa es otra historia…